fbpx
Obras digitales

Unapologetic obsessions

Obsessions (Intercepciones)

En el acto de crear, surge una pregunta esencial: ¿qué define mi valor como persona? A través de la pintura, he encontrado un espacio para explorar este cuestionamiento, no con respuestas definitivas, sino con caminos visuales que invitan a la reflexión. Cada obra que realizo es un síntoma único, una manifestación de aquello que siento, pienso y me inquieta.

El color, como herramienta universal, tiene el poder de capturar emociones y transmitir sensaciones profundas. Mi obra Unapologetic, compuesta por 22 pinturas que se ensamblan como piezas de un rompecabezas, surge de esta búsqueda. En sus capas y multiplicidad, el caos interno se transforma en patrones, revelando no solo miedos o ansiedades, sino también momentos de claridad y paz.

A través de trazos que combinan técnicas tradicionales y digitales, deformados y moldeados con intención, encuentro una conexión con mi propio proceso emocional. Cada pintura es un mapa cambiante, que se adapta a mi estado y refleja la riqueza y complejidad del ser.

Te invito a observar estos trazos, a seguir sus recorridos y dejar que dialoguen con tus propios pensamientos. Cada obra es un espejo, no para enfrentar obsesiones desde la lucha, sino para reconciliarlas como parte del todo. Aquí, en el caos, también habita la belleza: un espacio donde las emociones encuentran forma, y el arte se convierte en un punto de intersección entre el yo y lo universal.

Terminaciones

La obra se imprime sobre paneles metálicos ChromaLuxe con acabado semi-gloss, capturando detalles en alta definición y una sorprendente profundidad de color que resalta cada trazo y textura. Este material garantiza durabilidad excepcional, preservando la calidad visual y la intensidad de la imagen con el paso del tiempo.

Cada pieza puede personalizarse en diseño, tamaño y presentación. El marco metálico en tonos gris y negro, incluido en el acabado, aporta elegancia y robustez sin necesidad de cristal, permitiendo una conexión directa entre la obra y el espectador. Así, la imagen cobra vida, ofreciendo una experiencia visual profunda que invita al observador a explorar su propia percepción y a descubrir en cada detalle una historia que resuena personalmente.